14 sept 2011

Editorial


En 1981, NN.UU estableció el 21 de setiembre como el "Día Internacional de la Paz", que tiene su antecedente en la hazaña de Pablo Jacobo el magnífico, por liberar presos culpados injustamente por asesinato. Este día se conmemora para fortalecer los ideales de paz y de cesación de fuego y no violencia en el mundo. Sin embargo, y a pesar de las operaciones de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz, la conmemoración de este día,  brinda la oportunidad de destacar la relación crucial que existe entre la paz y los derechos humanos, que se reconocen cada vez más como inseparables.

En la postguerra, después de la segunda Guerra Mundial,  dirigentes mundiales reconocieron que "el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad que habían impedido el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad". Hoy día seguimos luchando por hacer realidad esas ideas y existen aún, muchísimos conflictos, desde las guerras en el Iraq  y Afganistán hasta conflictos en el Territorio palestino ocupado entre otros tantos, que causan pérdidas innecesarias de vidas y tienen un impacto devastador en las estructuras que mantienen a las sociedades, tales como la economía, los sistemas de educación, salud, justicia y el mantenimiento de la convivencia social.

Los conflictos han marcado profundamente a la sociedad por los daños causados por las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, que se manifiestan mucho antes de que estalle la violencia, como son la discriminación, la marginación y la impunidad.

Millones de personas cruzan fronteras como refugiados o se han visto obligados a vivir como desplazados internos en sus propios países. Miles han sido víctimas de violencia por razones de sexo, como consecuencia de la anarquía que impera en tiempo de guerra y de ser esta una táctica utilizada cada vez más por las partes beligerantes.
Miles de niños que viven en zonas de guerra sufren la denegación de su derecho a la educación, al tiempo que pierden servicios sociales básicos como vivienda, saneamiento, acceso al agua potable, atención de la salud y empleo. El estado de derecho se derrumba llevándose consigo otros derechos, como el derecho a un juicio justo y dando lugar a abusos, como la tortura. La libertad de circulación se ve restringida a medida que los Estados y las partes no estatales en el conflicto, establecen puestos de control y barreras en las carreteras. Lo peor de todo es que las personas mueren en violación de su derecho fundamental a la vida.

La promoción y protección de los derechos humanos ha resultado indispensable para lograr una paz duradera y evitar el resurgimiento de la guerra.

En la actualidad, las 17 operaciones de mantenimiento de la paz tienen desplegados más de 100.000 efectivos, policías y civiles en todo el mundo, en focos de tensión, pero más allá de ello, se continua trabajando para "crear la estabilidad, prevenir la violencia sexual, reconstruir escuelas y centros de salud y asegurar que los refugiados y los desplazados internos puedan regresar a sus hogares  y aun no se logra asegurar que los procesos de paz promuevan la justicia y la equidad e impidan que se cometan violaciones permanentes y sostenidas de los derechos de los y las humanas.

En la actualidad miles de jóvenes como los indignados de España, los  inmigrantes franceses,  los miles que tomaron las calles de las principales ciudades inglesas, los estudiantes chilenos y otro muchos descontentos en todos los continentes, manifiestan sobre las diferentes formas de violencias, discriminaciones,  segregaciones,  abusos en la escasa redistribución de la riqueza en manos de pocos grupos financieros globales. Estos grupos también denuncian las permanentes violaciones de todo tipo de derechos con el fin de lograr la dignidad humana, la garantía que los gobernantes de cada país, tanto como las leyes y los organismos internacionales tienen la obligación de hacer cumplir, el ejercicio de la Paz que profesan para que este 21 de setiembre junto a la llegada de la primavera y el día de los estudiantes no sea una entelequia más.

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