8 abr 2014

2 DE ABRIL: DIA DEL VETERANO Y CAIDOS EN MALVINAS


Doble estándar: Malvinas y Crimea

El dos de abril de cada año, recordamos la pérdida de miles de jóvenes argentinos en Malvinas, que fueron prácticamente mandados a la muerte por el entonces gobierno militar que comandaba dictatorialmente los destinos de la nación. Jóvenes sin preparación, que no contaban con las condiciones materiales, numéricas y estratégicas de ganar nada. Que fueron enviados al frente por una dirigencia castrense irresponsable, tanto en el discurso triunfalista como a sabiendas de las pocas, nulas, chances que teníamos de recuperar por la fuerza las Islas.
No sólo los caídos. Los veteranos y excombatientes también merecen el reconocimiento. Por la lucha, por el dolor, por la representación, por la pérdida que en primera persona presenciaron y sufren.
Luego del ’82, una vez finalizada y pérdida la poca grata experiencia armamentística, como Nación nos dimos cuenta de que la recuperación de las Malvinas no sería, no es, posible mediante el uso de la fuerza militar.
Durante todos estos años, más de tres décadas, y principalmente en el transcurso de la actual presidencia de Cristina Fernández, los reclamos por la soberanía de las Islas ante los diversos organismos internacionales han sido incansables. Pero, claro, se lucha contra una potencia mundial como los es Inglaterra, y sus aliados en este tema, más allá que las legislaciones mundiales amparen el pedido de la Argentina.
En estas últimas semanas, producto de un conflicto que afecta el corazón de Europa, se vuelve  pone en primera plana la cuestión de Malvinas.
Contexto
A principios de febrero, un grupo de ucranianos de extrema derecha, muertos civiles de por medio, asaltó y tomó el poder de ese país europeo, obviamente, a través de un procedimiento no democrático. Se ponen en juego en este conflicto las más claras maniobras, fines y objetivos que imperaron durante la Guerra Fría: la división en dos del globo y la intención de un sector –Occidente, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza- de diezmar, de una vez por todas, a la Federación Rusa –ex URSS-. Para ello, Ucrania es fundamental, ya sea por su posición geográfica estratégica como por sus riquezas naturales, y posibilidad de explotación de las mismas.
Ante la embestida de Occidente, Rusia se quedó con la posesión de un sector trascendental de territorio ucraniano, Crimea, que, cabe aclara, históricamente perteneció a los rusos y que durante el siglo XX fue regalado a Ucrania. Esta península se encuentra sobre las costas del mar Negro y alberga al Puerto de Sebaltopol, núcleo económico y militar de valor inigualable. La re-anexión de Crimea a Rusia se selló con un plebiscito, en el que los ciudadanos crimeos votaron casi en un cien por ciento por su pertenencia a su antiguo territorio.
Ante esta situación, y lejos de velar por el resguardo de los derechos humanos y la resolución del conflicto de la integridad de Ucrania, la Asamblea General de la ONU denunció la actuación de Rusia, y avanza soslayando la soberanía del país europeo a expensas de intereses económicos y geopolíticos de las potencias de Occidente
Crimea y Malvinas
En una nota en el diario Página 12, el Canciller argentino Héctor Timerman afirma: “En diversas oportunidades el gobierno argentino advirtió sobre el claro doble estándar de los varios miembros de la comunidad internacional que así procedían. Una y otra vez nuestro país llamó a no interferir en los asuntos internos de otras naciones y a respetar la integridad territorial, pero a cumplirlos como principios universales y no como herramientas geopolíticas”. Continúa el Canciller: “Durante el proceso de negociaciones, Argentina propuso que si el tema era el respeto a la integridad territorial se mencionen todos los territorios cuya soberanía se encuentra disputada de acuerdo a las Naciones Unidas. No fuimos escuchados pero sí presionados para imponernos el texto finalmente adoptado. Así las cosas, la Argentina se abstuvo y durante el debate reiteró su apego a los principios de no injerencia y respeto a la soberanía territorial en todos y cada uno de los casos”.
Es decir, la comunidad internacional insta por la integridad territorial de Ucrania, y exige que todos estén de acuerdo, pero se niega a ordenar a Inglaterra que devuelva Malvinas a la Argentina.
Inglaterra es una de los miembros activos del Consejo de Seguridad de la ONU, es casi imposible que los demás integrantes vayan en contra de un socio. Siempre quedará la esperanza y el apego a las resoluciones normativas y la insistencia para que se cumplan.
En este sentido, la propia Cristina Fernández fue la primera en denuncia el doble estándar de las potencias occidentales. La presidenta no entiende la doble vara de países como Estados Unidos y el Reino Unido, que en su momento aceptaron el resultado del referéndum que los kelpers realizaron el año pasado en Malvinas, en el que determinaron que querían seguir siendo británicos, pero que ahora rechazan de plano el realizado en Crimea, en el que sus habitantes votaron la anexión a Rusia. “La posición argentina seguirá propiciando la resolución pacífica de los conflictos”, dijo Cristina. Más claro, imposible.
Continuando con los referendos, el gobierno argentino hace una distinción más. Señala que en Malvinas existe una población que no es originaria sino implantada mientras que en Crimea hay un pueblo, gran parte de él de descendencia rusa, por lo que incluso tendría derecho, de acuerdo con lo que determinan las Naciones Unidas, a un plebiscito para decidir sobre su futuro, cosa que no podrían realizar los kelpers.
El 2 de Abril conmemoramos del Día del veterano de guerra y caídos en Malvinas, y le recordamos a la comunidad internacional que insistiremos incansablemente por lo que nos corresponde, aunque la vara que juzgue y decida no sea la misma.

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