13 feb 2011

Editorial (Febrero)

Ponerle voz al silencio

Desde hace varios años los medios de comunicación se van constituyendo en una institución referente y constructora de la realidad humana, algunos, los masivos que pertenecen a grandes empresas, lo hacen con la lógica de la monopolización unilateral de la comunicación que no siempre responde a la búsqueda de la verdad y la imparcialidad en la información que producen.
Por el impacto social que alcanzan podrían jugar un papel importante en la sociedad transmitiendo los hechos tal cual son. Sin embargo esta lógica de lucro y de mercado no permite ningún atisbo de cambio. Las grandes empresas de medios no solo son aliados del poder, sino que son parte importante de la estructura de poder.        

Otros medios, los alternativos, no responden a esta dinámica, no están centrados en el show de la vida sino en la vida misma, donde los miembros de la sociedad pueden expresar su opinión, instrumento necesario para ponerle voz al silencio o darle voz a los sin ella. Los medios alternativos pueden hacer jugar a la población el papel de sujeto activo en el proceso de la información y no aquel de consumidor pasivo. Estos medios tienen como objetivo fundamental ser un instrumento para y de los intereses de la gente, de los lectores, escuchas o televidentes, una contraoferta cultural. Donde se reflejan los hechos tal cual son, sin manipulaciones ni distorsiones de la información, sin ser parte de la guerra mediática que hoy cunde en casi todos los países del mundo.
Sin embargo estos medios viven siempre al filo, aunque su papel en los procesos de cambio es cada vez más importante, son un embrión para la construcción de otro poder, con todas las falencias técnicas y los escasos recursos. Claro está, cuando estos medios alternativos y marginales de las grandes empresas, no sean parte de los poderes locales a los que pertenecen.

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