12 feb 2011

Unquillo

Silencio, ¿hospital?
Debido a las obras de remodelación, ampliación y refuncionalización del Hospital Provincial Juan Manuel Urrutia de la localidad de Unquillo, se tuvo que realizar el traslado de casi todas las áreas del nosocomio a otras dependencias de la ciudad. Desprolijidades, falta de comunicación e información, poca planificación y una atención médica disminuida caracterizan este episodio donde los más perjudicados terminan siendo los vecinos.
Tranquilamente podríamos titular esta nota “Crónica de un traslado insalubre”. Es que los últimos meses el Hospital Provincial de Unquillo viene dando que hablar. En la edición de enero de Ñu-Porá remitíamos a los inconvenientes con los residuos patógenos y las consecuencias que podría acarrear a la institución. Sobre este tema todavía el Ministerio de Salud no se ha expedido. Ahora se suma el traslado que debió realizarse, hace tres semanas y por lo menos por un tiempo, de la atención de la guardia médica, los consultorios de clínica médica y pediatría hasta que las obras en el hospital estén bastante avanzadas y permitan que allí se pueda brindar el servicio correctamente. Desde la Dirección del Hospital se informó que a mediados de mayo los trabajos van a estar encaminados para que pueda empezar a trabajarse nuevamente en el lugar.
Los consultorios y guardia fueron trasladados a la oficina que el Sindicato de Empleados Públicos tiene en Unquillo. Características de este edificio para la atención médica: no se cuenta con la infraestructura adecuada para afrontar la gran demanda de personas que allí concurren; el edificio cuenta con un solo baño para médicos, enfermeras, pacientes y personal del SEP; no se atiende a pacientes entre las 17 y las 22 horas ya que en ese horario funciona el Sindicato. Durante estas horas, los pacientes deben ingresar por un portón trasero donde el acceso y la iluminación son deficitarios, y en algunos casos se tuvo que atender pacientes en la ambulancia por no tener las comodidades correspondientes.
A lo anterior se añade que durante las conversaciones de las autoridades del Hospital con el SEP se había acordado el uso de las instalaciones del edificio y luego se terminó haciendo un uso de este diferente.
Mientras, los vecinos no cuentan con servicio de rayos X ni laboratorio en la localidad y para acceder a ellos deben trasladarse a la capital provincial. Es inminente el funcionamiento de las áreas de fisioterapia, farmacia, fonoaudiología y odontología dependientes en los dispensarios municipales. Cabe rescatar que estas especialidades seguían funcionando a medias en el hospital y que recién ahora van a poder contar con un lugar físico acorde en los dispensarios, cuando desde la intendencia de Unquillo se había ofrecido ya hace tiempo que se podía contar con esos lugares.
Al cierre de la presente edición de Ñu-Porá se estaba realizando una nueva mudanza. Ante las deficiencias edilicias de la sede del SEP, el malestar de médicos, enfermeros y pacientes, se tuvo que buscar un nuevo lugar. Para ello se alquiló, luego de semanas de espera, una casa sobre la calle Spilimbergo y otra sobre Pasaje Salta.
Consultados por diferentes medios de comunicación, desde el Ministerio de Salud de la Provincia no dieron muchas explicaciones escudándose en que Unquillo tendrá un Hospital totalmente nuevo. Mientras que desde la Dirección se informó que en Unquillo es difícil conseguir inmuebles disponibles con la capacidad e infraestructura para que funcionen los consultorios y emergencia.
Es cierto. Unquillo contará con un nuevo Hospital de carácter regional que solucionará problemas y brindará ayuda a miles de habitantes de las Sierras Chicas. También que en Unquillo las ofertas de edificios es escasa para suplir las comodidades que necesitan tanto los que trabajan como los que se hacen atender. Como es igualmente atinado decir que se trabajó y decidió sin una planificación previa desde los ámbitos oficiales. Como si no se supiera con anticipación que esto iba a suceder. Pareciera que todo se resolvió de un día para otro: la salud puede esperar. El descontento de los trabajadores es generalizado, y contundentes sus palabras. Coinciden en que trabajan en condiciones muy precarias y con pocos insumos. Pocas también las respuestas que reciben, grande el desconcierto. Alegan que lo mejor hubiese sido nunca irse de la sede del hospital. Haber previsto todo para que de una forma u otra, el servicio siguiera brindándose allí. Mientras, quienes concurren al nosocomio deben estar adivinando adónde es que deben ir. Para ellos la información dada fue poca también.  
Esperemos que para mayo las obras estén listas. Que los edificios destinados a la atención durante estos meses sean al menos cómodos para unos y otros y cuenten con las condiciones mínimas.

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