Debemos comenzar a trabajar con urgencia
La situación actual de las instituciones psiquiátricas de toda
la provincia de Córdoba, requiere de una mirada crítica y acciones
concretas. Cambiar el escenario de
incumplimiento de derechos humanos, demanda el cumplimiento de la Ley de Salud
Mental de la Provincia.
Un psiquiatra que estaba atendiendo a su paciente en un hospital
del Valle de Punilla, de pronto es informado de que el director ha decidido
“desafectarlo”. El psiquiatra estuvo prestando servicio durante 17 años.
Otro equipo de Salud Mental que cumplía su función en la zona
noroeste de la ciudad, debió desalojar su lugar. De un día para otro se dispuso
que ese lugar fuera ocupado por una familia.
En otro hospital del interior, de mediana complejidad, una
psicóloga debe abandonar el hospital y a sus pacientes ante la imposibilidad de
obtener una respuesta a sus reclamos. Trabajó allí durante 14 años, los
primeros de ellos cobrando con bonos, luego como monotributista.
Estos son algunos de los ejemplos de un deterioro, de una caída
que está golpeando al sistema de Salud Mental. Este sistema hace agua por
muchos costados. Se achican los servicios de Salud Mental, generándose no
solamente un alto grado de sufrimiento para el profesional que no es reconocido
en su condición como tal, ni como ser humano. Los pacientes pierden a “su”
profesional y no existe otro a quien recurrir. No existe reemplazo.
Es por ello que nosotros, los miembros de la Red de Salud Mental
de “Sierras Chicas”, quienes nos autogestionamos en una organización desde el
año 2007, expresamos nuestro total acuerdo con la denuncias de la legisladora
Liliana Montero sobre la situación de la Salud Mental en la provincia . Esta
legisladora ha señalado la punta del iceberg, denunciando la falta de respeto a
los derechos humanos que existe en instituciones monovalentes y psiquiátricas
de la ciudad de Córdoba.
Existen además en la ciudad de Córdoba, algunos hospitales y
dispensarios que también tienen profesionales de Salud Mental, que si bien
pueden hacer demandas, porque tienen carencias edilicias, de recursos, etc.
quizás muchos de nuestros colegas no sepan que en el interior provincial la
situación es mucho más grave que en capital.
En el interior provincial, además de la falta de recursos, se
sufre una mayor incomunicación, aislamiento y falta de apoyatura. No solamente faltan
recursos para dar repuesta a estas
problemáticas, sino que también no cuentan con una infraestructura para la
derivación de pacientes.
Recientemente el
sistema de Salud Mental sufrió un fuerte impacto por la estrategia que se
utilizó para la implementación de una ley de Salud Mental Provincial, aprobada
en Octubre de 2010 en la Legislatura. Es la Ley N° 9848.
El objetivo más marcado de esta ley fue trabajar para retirar
los pacientes de los grandes hospitales psiquiátricos, con la idea de erradicar
finalmente este tipo de instituciones. Para ello era necesario crear
alternativas de tratamiento para los pacientes externados, tales como poseer
casas en sus pueblos de origen o cercanos y personal que los atienda con el fin
que se integren a un trabajo, a su familia o a la comunidad. Pasar de una
política de exclusión a una de inclusión. Asimismo se debía crear condiciones
adecuadas para que no continuara la necesidad de internación en los hospitales
psiquiátricos. Para ello, sería necesario crear lugares de “intervención en
crisis” en los hospitales generales, capacitar a los profesionales en este tipo
de intervenciones y reforzar los equipos de Salud Mental con nuevos recursos y
estrategias, para poder cubrir la inmensa demanda que resulta insatisfecha. Estas
demandas de la comunidad son la atención por problemas de drogadicción, los
intentos de suicidio, las niñas violadas o embarazadas, las mujeres golpeadas, los
jóvenes golpeados en las escuelas, etc. Estos son los casos que cotidianamente
tienen que atender los trabajadores de Salud Mental.
¿Qué sucedió? Se fomentó la externación de pacientes de las
instituciones psiquiátricas. Sin embargo, todas aquellas acciones que se debían
realizar para que los pacientes no lleguen a la institución, y
aquellas para recibirlos fuera de ella, no tuvieron respuesta. No se hizo
nada. Por el contrario, se redujeron los miembros de los equipos de Salud
Mental.
En vez de tomar el toro por las astas, se lo agarró de la cola,
entonces el toro se volvió contra aquellos que intentaban sujetarlo. Es así que
pudimos ver pacientes externados de un hospital psiquiátrico, con su pequeño
bolso, sentados en el banco de la plaza de su pueblo. Sin su familia que lo
acepte y no pudiendo volver a la institución que lo había externado, ya que estaba
“dado de alta”.
¿Quién se hace responsable y protege los derechos humanos que se
ponen en juego ante la falta de atención a los niños, los jóvenes, mujeres y
hombres, los locos y los ancianos? que demandan ¿Por cuánto sufrimiento pasa un
ser humano por ese aspecto que no compartimos con otros mamíferos, que es el
sufrimiento y la enfermedad psíquica?
Consideramos que una manera de “tomar el toro por las
astas” significaría, 1ª) reconocer que esta situación nos ha desbordado y que
este no es solo un problema de la Dirección de Salud Mental; 2ª) realizar
un llamado a personas con experiencia del mismo sistema de Salud Mental, (de
capital y del interior) de los colegios profesionales, de la Universidad etc.
quienes coordinados por el director de Salud Mental, realicen un diagnostico de
la situación; 3ª) trabajar con los intendentes de los pueblos, sus secretarios
de salud, directores de hospitales, directoras de escuelas, jueces, etc. para
definir la especificidad de los problemas de cada localidad; 4ª) definir zonas
(como la de “Sierras Chicas” que nos resultó muy operativa) e ir estableciendo
coordinadores en Salud Mental, que trabajen junto a los jefes zonales en Salud,
quienes ya están establecidos en el interior provincial; 5ª) crear alternativas
para la adquisición de recursos; y por último lograr una estrategia adecuada
que permita implementar de manera equilibrada los objetivos de la ley
provincial en Salud Mental y su articulación con la ley Nacional.
Debemos comenzar a trabajar con urgencia. Lo destructivo en este
caso sería que se vuelva a negar la existencia del iceberg, cuando ya lo estamos
chocando. Sepamos que existe mucha gente que no quiere renunciar a la defensa
de los derechos de los pacientes y de las personas que trabajan con ellos,
y que estamos decididos a no dejarnos hundir, junto con ellos.
Manuel López Seco Psicólogo
MP 332
D.N.I 8.307.014
Coordinador de la Red de Salud Mental “Sierras
Chicas”
manuellopezseco@hotmail.com
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