27 mar 2013

MIRADOR DE ALDEA


De las lomadas ni hablar
Y si nos referimos al estado de los caminos, no nos podemos olvidar de las lomadas. Harto hablar de ellas. Ese instrumento vial que debería (sí, debería) funcionar como mecanismo de prevención de hechos de tránsito, que se construye para que, en zonas de alta velocidad, se aminore el andar de vehículos.
Nada de eso sucede por estos lados. Pasa lo contrario. Es tal la ausencia de mantenimiento que  los lomo de burro que se convierten en elementos más bien peligrosos. Nula señalización y cartelería, falta de pintura, desgastadas, son algunas de las características que podemos encontrar en la lomadas si recorremos las ciudades del Departamento Colón.
Tan sólo se hace necesario hacer el trayecto entre Unquillo y Río Ceballos (o viceversa) para contabilizar cuántas son la lomadas que nos pasamos por alto, es decir, de que nos damos cuenta de que están ahí cuando es demasiado tarde. Y el fin de éstas, a falta de mantención, ya no es eficiente. Es más, se convierten en simples obstáculos que ponen en peligro tanto a los transeúntes como a los que viajan en vehículos. 

Las consecuencias del temporal
Es sabido las diversas consecuencias que dejó en las ciudades de Sierras Chicas el paso del temporal del 15 de febrero, que tuvo su réplica, afectando principalmente a Villa Allende y Mendiolaza, el sábado 2 de marzo a la madrugada. Sin duda, lo peor fue el fallecimiento de un vecino de Mendiolaza y el destrozo de viviendas.
Pero hay aspectos que la inundación, el viento y la piedra, sólo han profundizado aún más. Uno de ellos es el lamentable estado de las calles y avenidas de las localidades. Y en esto puede plantearse una doble excusa: plantear que los caminos se destruyeron por temporal por lo cual hay que arreglarlos (lo que sería lógico), y, por otro lado, la excusa de que es tanto el deterioro y no se cuenta con la maquinaria ideal para solucionarlo, lo que conllevará a que pase bastante tiempo hasta que se pueda reparar.
Lo cierto es que, en todo el corredor, la falta de mantención de las calles, sobre todo y principalmente las de tierra, es algo común y que va más allá de los episodios climáticos del último mes. Lo vemos a diario en Río Ceballos, Unquillo, Salsipuedes y, claro, en la intransitable Avenida Goycochea de la localidad de Villa Allende y la ruta que une Ascochinga con Jesús María.
Entonces, ¿le seguimos echando la culpa a la naturaleza y sus consecuencias o se pone manos a la obra para dignificar el andar libre de las ciudadanos?

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