26 ene 2013

Editorial


Dulce Enero

Para el imaginario popular, el mes de enero es el mes del descanso, de la distensión , de las vacaciones para los que pueden, del ocio productivo y del otro también; es el mes de festivales, de  ríos, mares, sierras.  Es el mes de la comunicación entre las familias que durante el  año apenas se ven por  razones varias, entre ellas el trabajo, el estudio, las distancias y demás.
También es el mes que marca un punto de inflexión entre el año que se va y el que comienza. La esperanza de que todo mejore será un sueño renovado año a año.
Es el mes de donde gran parte de la gente de este cono sur intenta dejar de lado la rutina, los problemas, las tensiones y el estrés.
Enero es también, por lo menos en el 2013, el mes del sin embargo.
Todo muy lindo pero…
Sin embargo, los precios de los productos y los servicios suben (siguen subiendo). Como es el caso del transporte interurbano. Casi todo se justifica por la inflación. En los principales puntos turísticos del país se aprovechan, en intención de salvar el año, y retocan hasta un 40 por ciento los valores. Actitud perversa que no cambia.
Sin embargo, la inflación no se toma licencia. Escarba profundo y dolorosamente en los salarios.
Sin embargo, los que no tienen la posibilidad de tomarse licencia en enero y deben seguir con sus trabajos, rutinas, cuando todo parece estar más tranquilo, deben tomar los recaudos necesarios para llegar a horario porque  sienten los reclamos de, por ejemplo, los taxistas de la ciudad de Córdoba que marchan en pedido de actualización de tarifas.
Sin embargo, no podemos imaginarnos un mes de pasividad en cuanto a peleas entre el gobierno nacional y Clarin y el gobierno provincial. Es que eso parece (y lo es), una cuestión de determinación de poderes. Se habilitó la feria judicial para tratar la causa de la Ley de Medios y la nulidad de venta del predio de la Rural. Meta cautelar nomas.
Sin embargo, tenemos que aguantar a la necios imperialistas que niegan a sentarse a dialogar y reproducen un discurso de guerra. Todo sea por defender un territorio que no les pertenece. Hablamos de Malvinas, claro.
Sin embargo,  pese a la tan trillada frase “año nuevo, vida nueva”, todo (casi siempre) continúa o vuelve a empezar una vez más.

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