Hablemos de
Mega Minería no de Cianuro
La
discusión que debemos generar en torno a la mega minería no está vinculada al
cianuro. Este veneno es solo “uno” de los utilizados en este proceso
extractivo, ya que se emplean detergentes no biodegradables, xanatos entre
otros más letales que el cianuro. La contaminación generada por estas
corporaciones obedece a un conjunto de factores. Tenemos la contaminación
inmediata, donde el polvillo de roca es transportado por los vientos hacia las
zonas pobladas o a territorios lejanos de la explotación. Muchas veces en
provincias vecinas se pueden apreciar en techos o parabrisas polvos blancos que
están relacionados con la mega minería a cielo abierto, pero la gente no lo
sabe. La contaminación de tierras y ríos por el proceso de lixiviación es parte
de la contaminación inmediata. El filtrado de diques de cola o
evaporación y transporte
producida por los altos vientos cordilleranos. Los vertidos tóxicos a ríos por
falta de control, y un trato irresponsable como lo sucedido en San Juan en
enero pasado. El accidente es producto de la rotura de un caño que transporta
agua, cianuro y otros tóxicos. Esto generó que colapsara el denominado “Valle
de Filtrado”, generando una mancha de hasta un metro de contaminación. Fue en Jáchal,
adonde se encuentra el yacimiento gualcamayo que explota la empresa minera “Minas Argentinas S.A.” subsidiaria
de la canadiense Yamana Gold (parte de la Barrick Gold).
Estos informes no salen a la luz porque es el mismo gobierno sanjuanino, quien
se encarga de silenciar la noticia (http://www.noalamina.org/mineria-argentina/mineria-san-juan/colapso-en-pila-de-cianuracion-de-gualcamayo ). Otro componente de contaminación
inmediata son las explosiones de magnitud y no tan solo por el polvillo
generado, sino por los residuos tóxicos del explosivo que es transportado por
las corrientes de aire. En San Juan, solamente, ingresan 35 mil toneladas de
nitrato de amonio. La ONU lo clasifica como “clase 5” adonde los radiactivos
son clase 7 en un indicador del 1 al 9.
La
contaminación a largo plazo encuadra la gran cantidad de tóxicos vertidos en
los diques de cola ¿Quién podrá controlar estos diques tóxicos, cuando la
empresa se retire al agotar los minerales del yacimiento? En el caso de La
Alumbrera tenemos un ejemplo práctico a pesar de que el gobierno y las
corporaciones tratan de hacernos creer que no contamina. La empresa ubica 15
bombas debido a la fisura del dique de cola que genera pérdidas constantes. De
esta manera logra recuperar y re bombear al dique de cola la perdida de estos
líquidos tóxicos. Funcionan las 24 horas pero… ¿y cuándo se retiren de la
explotación que pasará con esas bombas? Existen gran cantidad de minas
abandonadas y agotadas con alto contenido contaminante. Las minas de Uranio,
Torio y Cesio abandonadas hoy contaminan silenciosamente. ¿Es que a esto no lo
saben los gobernantes nacionales y provinciales? Es más fácil acusarnos de
tremendistas, exagerados o terroristas que hacerse cargo del gran daño
ambiental producido y a producir por estas corporaciones mineras avaladas por
los gobiernos de turno.
La
Alumbrera está seriamente sospechada de explotar minerales estratégicos no
declarados como el uranio, el cesio y el niobio entre otros. ¿Quién los
controla? Nadie. Ellos saben de nuestra
ignorancia y les damos ventaja. Entre el silencio de universidades, científicos
y académicos por temor a perder subsidios de estas mineras, la complicidad de
técnicos y políticos, más el autoritarismo y las ventajas legales de las
corporaciones, jamás podremos acceder a un panorama cierto del daño ambiental y
el saqueo de minerales del que somos víctimas los argentinos.
Por
eso no hay que discutir sobre el cianuro, sino sobre el agotamiento de recursos
minerales, acuíferos, destrucción de glaciares (en San Juan hay más de diez
mil, en La Rioja más de trescientos según el CEDHA), la contaminación de ríos
subterráneos, destrucción de aparatos productivos regionales, envenenamiento de
poblaciones enteras, diques de cola del tamaño del dique San Roque, que
perdurarán por miles de años con su consecuente daño ambiental irreparable. Y
lo más triste, estos diques de cola están ubicado en fallas sísmicas como La
Alumbrera, o en zonas altamente sísmicas de nuestra cordillera.
Aquí
radica la indignación de los lugareños que se alzaron en lucha. Y estas son las
causas reales por las que nosotros, ambientalistas, denunciamos este genocidio,
necesitamos dejar asentadas las pruebas, para que los técnicos actuantes y
políticos sean juzgados por violación a los derechos humanos y crímenes de lesa
humanidad en un futuro no muy lejano.
Alejandro Romero
Alejandro Romero
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