Dulce Enero
Para el imaginario popular,
el mes de enero es el mes del descanso, de la distensión , de las vacaciones
para los que pueden, del ocio productivo y del otro también; es el mes de
festivales, de ríos, mares,
sierras. Es el mes de la comunicación
entre las familias que durante el año
apenas se ven por razones varias, entre
ellas el trabajo, el estudio, las distancias y demás.
También es el mes que marca
un punto de inflexión entre el año que se va y el que comienza. La esperanza de
que todo mejore será un sueño renovado año a año.
Es el mes de donde gran
parte de la gente de este cono sur intenta dejar de lado la rutina, los
problemas, las tensiones y el estrés.
Enero es también, por lo
menos en el 2013, el mes del sin embargo.
Todo muy lindo pero…
Sin embargo, los precios de
los productos y los servicios suben (siguen subiendo). Como es el caso del
transporte interurbano. Casi todo se justifica por la inflación. En los
principales puntos turísticos del país se aprovechan, en intención de salvar el
año, y retocan hasta un 40 por ciento los valores. Actitud perversa que no
cambia.
Sin embargo, la inflación no
se toma licencia. Escarba profundo y dolorosamente en los salarios.
Sin embargo, los que no
tienen la posibilidad de tomarse licencia en enero y deben seguir con sus
trabajos, rutinas, cuando todo parece estar más tranquilo, deben tomar los
recaudos necesarios para llegar a horario porque sienten los reclamos de, por ejemplo, los
taxistas de la ciudad de Córdoba que marchan en pedido de actualización de
tarifas.
Sin embargo, no podemos
imaginarnos un mes de pasividad en cuanto a peleas entre el gobierno nacional y
Clarin y el gobierno provincial. Es que eso parece (y lo es), una cuestión de
determinación de poderes. Se habilitó la feria judicial para tratar la causa de
la Ley de Medios y la nulidad de venta del predio de la Rural. Meta cautelar
nomas.
Sin embargo, tenemos que
aguantar a la necios imperialistas que niegan a sentarse a dialogar y
reproducen un discurso de guerra. Todo sea por defender un territorio que no
les pertenece. Hablamos de Malvinas, claro.
Sin embargo, pese a la tan trillada frase “año nuevo, vida
nueva”, todo (casi siempre) continúa o vuelve a empezar una vez más.
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