25 jun 2013

ESPECTÁCULO

Entrevista a Axel Milanés

El amor hizo que viviera en Argentina

El trovador  cubano, radicado hace tiempo en Buenos Aires, se presentó en Río Ceballos y dejó su impronta. En la siguiente entrevista para Ñu Porá, el músico se adentra en sus comienzos en la canción, su estudio de la psicología, las características de la Trova, y los lazos y sentimientos que lo unen con la Argentina. Además, su opinión sobre el momento latinoamericano.
¿Existe diferencia entre los profesionales de la Trova y vos, que te considerás aficionado?
Ninguna. El arte es el arte. Puede haber mayor o menor calidad en un escenario pero lo único que te diferencia es de un músico profesional, es que éste se dedica a trabajar y a cobrar por eso. Después habrá quien tiene más exigencia en la forma en la que ejecuta lo que hace. Sinceramente, cualquier profesional fué aficionado primero y, especialmente, en Cuba ese camino desde que uno inicia hasta que se consagra, lleva tiempo. No implica algún otro tipo de discriminación que el que haya escenarios para uno y escenarios para otros. Es un camino que se va recorriendo.
¿Dónde naciste?
Nací en Manzanillo, una ciudad en el oriente de Cuba, en la provincia Granma.
Desde allí, ¿cómo fue tu recorrido?
Hice toda mi infancia y adolescencia ahí. A los 18 años me fui a estudiar psicología a Villa Clara, que es una provincia del centro de Cuba. Hice mis tres primeros años allí y luego me fui a La Habana, donde terminé la carrera. Me quedé en La Habana, con la música que es lo que siempre me gustó.
Mientras estudiabas psicología, ¿ya tocabas la guitarra?
Claro. Empecé a tocar la guitarra a los diez años. Nuca la dejé. Me fue acompañando en todas mis actividades.
¿Cómo se dió tu primer actuación?
Mi primera actuación fue cuando tenía unos 13 años, que participé tocando una canción en un festival infantil. Comencé acompañando a una muchachita que cantaba. Y luego me animé a cantar. A los catorce, ya estaba cantando. Y mi camino es de solitario. Hacer canciones, cantarlas, representar la música de Cuba. He tenido experiencias en dúos, tríos, cuartetos. Estuve en un coro y tres grupos musicales. Pero la mayoría de mi tiempo es con hombre-guitarra, digamos.
¿Las letras de las canciones son tuyas?
Sí. Tengo cinco discos de canciones mías, pero, además, interpreto cosas de otros colegas. Canciones que son reconocidas en el mundo de la canción cubana, y muchas otras que son de compañeros de generación y de generaciones más jóvenes.
¿La Trova es un movimiento de la música cubana?
No es que sea un movimiento. Es como un oficio. El trovador es más bien un contador de historias, un cronista por medio de las canciones. Es un trabajo que, de manera general, lo hace el pueblo. Es contar lo que pasa todos los días. El trovador lo hace a través de la canción. Por ahí te encuentras que un trovador no es un buen guitarrista, un buen cantante, un buen poeta, pero tiene esa escancia que es la de contar la vida, su vida y su entorno, constantemente por medio de sus creaciones. Más que un aspecto musical, yo la vería a la Trova como una rama de lo social, lo histórico, lo crónico. Lo vería casi como una ciencia social. Sé que digo una barbaridad con ese término. Y nos apoyamos en la música para contar todas esas historias. Somos difusores de ideas, de poesía. Dentro de lo musical, usamos todo tipo de género, cubano o extranjero.
La Trova de Silvio (Rodríguez), Pablo (Milanés) marca, tiene una impronta musical y poética diferente
Exacto. Creo que hay artistas que, musicalmente, son más innovadores que cualquier trovador. Porque hay gente que se está dedicando a hacer y explorar música con mucho más tiempo y dedicación en la musical. El trovador, además de hacer música, tiene que emplear su tiempo y su energía en hacer poesía, en hacer una letra, pero, también, en desarrollar una idea. Hay que aprender de la vida para poder contarla. Hay algunos trovadores innovadores en la música. Silvio hizo su innovación en la música y en el acompañamiento con guitarra.
¿Te consideras trovador?
Sí, por supuesto. El ser trovador es una actitud.
¿Cómo se compatibiliza el ser trovador con la psicología?
Yo te diría que para lo único que me ha servido la psicología es para entender un poquito la naturaleza humana. Un poco nomás, porque la vida te da muchas sorpresas que no te da los libros. Y me sirvió para lograr un mayor discernimiento, una mayor capacidad de expresión. El hecho de haber estudiado una carrera, es un entrenamiento. El hecho de haber estudiado, te obliga a leer y leer es importantísimo. Te obliga a escribir, a desarrollar. Te abre la cabeza. Pero básicamente, trato de que el contenido de la psicología no se meta mucho a la hora de hacer canciones porque estaría repitiendo lo que dicen los libros. Lo que trato de contar es lo que he vivido, lo que creo de la vida. Te diría que ya ni me acuerdo de lo que es ser psicólogo. Ejercí sólo dos meses.
¿Hay diferencias en el adentro y en el afuera del movimiento musical cubano?
No te sabría decir. Te puedo hablar por mí. Por supuesto que cuando uno está más tiempo en otro lugar que en Cuba, pierde el ritmo de lo que está pasando. Y, al mismo tiempo, en Argentina hay otro ritmo que no hay allá. Yo he incorporado mucho la música Argentina. Me encanta y la pude cazar rápido. El tango no tanto, pero el folclore y el rock argentino rápidamente me engancharon. Estás en otra cultura, otro sistema económico y político. Otro sistema filosófico.  Todas esas cosas influyen. Está en cada quien tratar de agarrarse fuerte de sus raíces. Sacudir bien las ramas para agarrar el aire y el sol de la cultura de donde uno está pero aguantar también la raíz de su país. Ahora, se está dando que hay mucho intercambio entre los cubanos de adentro y los cubanos de afuera. Esa frontera, entre el que vive adentro y el que está en el exterior, está empezando a difuminarse porque el cubano está viajando mucho más. Esto es producto de la inquietud humana. No te olvides que el que está adentro tiene un familiar afuera, y así. Pero, también, porque ha habido  voluntad política para ir venciendo esa barrera que, quizá, es su momento era necesaria. No podría tratar de explicar por qué fue necesaria porque ni yo mismo lo sé. Fue necesaria; hoy ya no la es. Hoy es un obstáculo que se está venciendo.
Me decís que tenés un permiso para vivir en Argentina. ¿Tenés que volver cada determinado tiempo?
Estoy radicado en Argentina. Voy y vengo cada vez que me lo permite mi situación económica. Además, yo trabajo con el Ministerio de Cultura, que me representa como artista. Soy trabajador de Cuba. Simbólicamente, espiritualmente, patrióticamente, culturalmente es una gran representación, por más que no sea remunerada. Porque sé que donde me paro trato de reflejar la información que tengo de mi país, de las canciones, de la cultura. En Cuba están mis raíces, mi esencia y con eso, yo ando.
Pero, ¿por qué la Argentina?                  
Tengo un hijo aquí. El amor. Cómo explicamos el amor. Me enamoré de una Argentina en Cuba. Me encanta y me siento un patriota argentino. Además de cubano, me siento argentino. Es una cultura que me invadió y me gustó. Lo incorporas. Tengo mucho sentido de pertenencia. Además de un motivo familiar, es un motivo de elección estar aquí.
¿Sentís que Latinoamérica está en un momento especial?

Si es la palabra especial, hemos estado en momentos especiales siempre. Desde que cayeron los españoles y nos masacraron, hasta el día de hoy. América latina es el lugar donde han venido a robar todos los imperios. Y para robarnos, han ejercido presión sobre nuestra cultura, sobre nuestras dinámicas políticas, sobre nuestras sociedades, sobre nuestras religiones. Viéndolo desde ese lugar, la situación de Argentina siempre ha sido especial para mal. Hoy, creo que estamos es una situación especial que me gusta. Soy un defensor de la independencia, de la soberanía, de la libertad, de la autodeterminación. Por qué, entonces, somos un continente que tiene que andar dando sus riquezas a otros países. De eso nos estamos despertando y me parece muy bien. Y espero que se dé el proceso de integración latinoamericana lo más rápido y profundamente posible. 

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