16 dic 2010

Medioambiente

Medioambiente
Se realizó en Cancún la XVIConferencia sobre Medioambiente
Cumbre de Cambio Climático
Desde el 29 de noviembre al 10 de diciembre se llevó a cabo en la ciudad mexicana de Cancún la decimosexta edición de la Cumbre del Cambio Climático que se enmarca en una serie de conferencias sobre los avatares climáticos y decisiones a tomar al respecto.
La Cumbre es organizada por la ONU y participan de ella los países socios del organismo. Claro es que no todos los Estados enviaron representantes a la Cumbre ya que muchos consideran que las medidas que plantean no son suficientes, acordes, ni cumplidas.
A los países, mal llamados, en desarrollo o del tercer mundo, se les exige que cumplan y firmen las medidas que se toman en este tipo de encuentros. No sólo eso. Se los incita a que apoyen las propuestas de los “desarrollados”, que ellos mismos, los países “desarrollados”, luego, no son capaces, ni les interesa, cumplimentar. Sucede que los del “primer mundo” son los que más peso tienen dentro de los organismos internacionales, y los que más intereses tienen en empresas multinacionales y multimillonarias a las que no les conviene, por una cuestión simple de rentabilidad, atenerse a las reglamentaciones que se pactan en las Cumbres contra el Cambio Climático. Y son, justamente este tipo de empresas las que, paradójicamente, producen el mayor daño a la Tierra. El 85 por ciento de las sustancias dañinas en la atmósfera proceden de los países desarrollados.
Muchos países poderosos usan la radicalización de posiciones o la falta de perspectivas comunes para simplemente opacar los avances, truncar las negociaciones. Encuentran los pretextos ya que no quieren comprometerse.
Si bien se da esta situación, se alza cada vez más la voz de los países “subdesarrollados” para lograr acuerdos beneficiosos contra la contaminación. Son ellos los que piden discutir a fondo cada punto expuesto. Es el claro ejemplo de representantes de Cuba quienes alegan que contra la problemática no se está suficientemente dispuesto a la acción, sino que la discusión se concentra en cuestiones metodológicas.
Es allí donde Latinoamérica tiene un gran aporte que hacer, un empuje especial que debe llevar a estas naciones a posicionarse como ejemplos en la implementación de políticas concretas que hagan al cuidado y sostenimiento conjunto del medio ambiente. Claro que siempre se topa con funcionarios que defienden a, por ejemplo, las grandes mineras, las cuales generan tanto dinero como desastres en la naturaleza. 
Entonces se produce una tensión entre las gigantescas corporaciones, o los que en representación salen en su defensa, y los países, instituciones, ONGs, que realmente luchan por un mejor y más saludable medioambiente; que proponen alternativas realmente valederas y posibles para contrarrestar el efecto nocivo al que, empresas como por ejemplo Botnia, exponen diariamente al ecosistema.
Es por eso que en este tipo de Cumbres es corriente ver a manifestantes que las repudian por el hecho de que terminan siendo inconducentes o representativas de los Estados poderosos y las corporaciones y negociados que defienden ocultamente. "Como el Gobierno nos da mierda, mierda les regresamos", fue el grito de los manifestantes mientras lanzaban excremento contra agentes policiales que protegían las instalaciones de una institución de defensa ambiental de Cancún. Esta es la visión que las personas poseen de sus representantes.
Mientras se siga procurando defender intereses privados y se continúen boicoteando acuerdos, las Cumbres cada vez más van a ir perdiendo peso específico en cuanto a estar en la vanguardia de las medidas de lucha contra el cambio climático. Los esfuerzos han de aunarse, al igual que el compromiso y la responsabilidad, sobre todo de los “desarrollados” y “poderosos” países. Es necesario para que las medidas que se toman en las Cumbres, no queden en nada.

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