13 nov 2012

Editorial Noviembre 2012


25 de noviembre
Día de la No violencia contra la mujer

El 25 de noviembre fue declarado día Internacional contra la violencia hacia las mujeres en el primer encuentro feminista de Latinoamericano, que se celebró en Bogotá en julio de 1981.
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género en todos los ámbitos de la sociedad, los malos tratos y los asesinatos en el hogar, las violaciones, el acoso sexual, y la violencia en general hacia las mujeres, incluida la tortura y abusos sufridos por prisioneras políticas. Se eligió este día para no olvidar el asesinato de las hermanas Miraval, tres activistas asesinadas en 1960 a manos de la policía secreta del dictador Trujillo, en la República Dominicana. Posteriormente la ONU dio carácter oficial a esta fecha.
Las agresiones y asesinatos de mujeres aparecen a diario en nuestros periódicos, son tan
cotidianos que empiezan a asumirse como algo inevitable. Pero no hay nada de inevitable ni de fatal en la violencia de género, y lo cierto es que no se está haciendo todo lo posible para combatirla.
En lo normativo hay muchas medidas  tomadas. Existe  legislación, protocolos internacionales con rango constitucional, plataformas de acción, Convenciones para la eliminación de la violencia que aun no son aplicadas en su totalidad.
Existen MEDIDAS DE SENSIBILIZACIÓN Y PREVENCIÓN, destinadas a la
generación de conciencia social en general por la gravedad de este problema a través
de los centros educativos, medios de comunicación, etc.
 MEDIDAS DE EDUCACIÓN Y FORMACIÓN, que incluyen actuaciones para
formar a los distintos grupos de profesionales implicados en el tratamiento y la
prevención de la problemática derivada de la violencia de género.
MEDIDAS DIRIGIDAS A LA CREACIÓN DE UNA INFRAESTRUCTURA
SUFICIENTE para dar cobertura a las necesidades que se plantean cuando se
producen agresiones: casas para mujeres y niñ@s en riesgo, unidades específicas de
atención en comisarías, reparticiones judiciales, políticas de discriminación positiva en el acceso a la vivienda y al trabajo, entre otras.
 MEDIDAS DE ACTUACIÓN DIRIGIDAS AL ÁMBITO DE LOS SERVICIOS
DE SALUD: protocolos sanitarios a seguir en caso de agresiones, actuaciones de
prevención, etc.
MEDIDAS LEGISLATIVAS Y JUDICIALES como turnos específicos de
abogadas de oficio, protocolo de coordinación con otros agentes implicados, aplicación de medidas de alejamiento, etc.
 MEDIDAS DESTINADAS A LA ELABORACIÓN DE ESTUDIOS
ESTADÍSTICOS Y DE INVESTIGACIÓN sobre la incidencia, frecuencia, formas
que adopta, y consecuencias que tiene la violencia contra las mujeres.

La aplicación real de estas medidas puede paliar situaciones muy graves que se están
produciendo, ayudando además a prevenir otras. Supondría también una respuesta a las
demandas que históricamente se vienen haciendo desde las organizaciones feministas para solucionar este problema. Por todo esto debemos exigir a todos los gobiernos, centrales, y municipales que se tomen en serio este problema y se impliquen para actuar
de forma contundente para prevenirlo y erradicarlo.
Aunque debemos tener claro que la violencia de género no desaparecerá mientras no acabemos con la discriminación que las mujeres sufrimos en esta sociedad. La violencia de género existe porque existe una relación desigual entre hombres y mujeres. Hasta que las mujeres no dejemos de ser ciudadanas de segunda clase no se acabará con este problema. Entrando en el siglo XXI, las mujeres seguimos tristemente encabezando los porcentajes de pobreza, menor salario, precariedad laboral y bajos recursos económicos. Nuestra presencia y representación en la vida pública, en los puestos de responsabilidad, sigue siendo minoritaria, incluso en los sectores donde mujeres trabajadoras son mayoría y en el ámbito privado, el trabajo de las mujeres en el hogar sigue siendo invisible, e infravalorado.
La violencia de género tiene un objetivo claro, el de inferiorización y atemorización para ejercer un control férreo que afirme el poder patriarcal. Consigue en muchos casos paralizar, destruir la autoestima y capacidad de reacción. Hay que romper esta cadena que se  impone, descubrir los mecanismos de opresión y acabar con ellos. Hay impulsar un debate social profundo para cuestionar todas las estructuras que reproducen y mantienen esta situación de discriminación de las mujeres. Es necesario que la coeducación sea una realidad en todos los tramos de la enseñanza y de la vida social en general, para hacer desaparecer la discriminación y la exclusión que existe en muchos ámbitos, dando paso a una igualdad real.
Es, por tanto, un trabajo de transformación social, intenso y cotidiano,  en todas y cada una de las esferas en las esferas de la vida pública y privada, para que el 25 de noviembre deje de ser una fecha de necesaria reivindicación.

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