Los por qué de una catástrofe anunciada
Tratando de comprender un poco más
y movidos por la inquietud de si se hubiese podido evitar parte de las
consecuencias que la crecida de los ríos provocó en el corredor, consultamos al geógrafo de Villa Allende Joaquín
Deón. Estudioso de la cuestión agua en
Sierras Chicas, el profesional sostiene que la educación, un sistema de
alerta, la forestación y cuidado del bosque nativo restante, y la planificación
son prioritarias para contrarrestar nuevos episodios y los efectos que la
minería y urbanización han provocado en el ambiente.
¿Se podrían haber minimizado las consecuencias de
esta catástrofe?
Yo
creo que las consecuencias podrían haber sido menores. Hay que tener en cuenta
que todas las localidades de Sierras Chicas nacen en torno a los arroyos. Y nacen
al mismo tiempo que se desarrollan las dos principales prácticas que son las
que generan la pérdida de bosque en las cuencas donde están las localidades.
¿Cuáles?
La
primera es la práctica extractivista minera, que hasta la década del `60,
aproximadamente, es la que más degradó y dejó sin los bosques nativos a
nuestras serranías. Los bosques fueron perdiéndose a costa de la ampliación minera no metalífera,
principalmente la producción de cales y roca granítica, y, después, de la producción y exportación de leña. Paralelamente,
el proceso de urbanización empezó a darle mayor importancia al veraneo,
entonces se dio un periodo de auge, de construcción de casonas; el pueblo
miraba al río. Esto con el tiempo fue cambiando. Si una se pone a ver el
crecimiento urbano de los ’70 para acá, muchas de estas localidades empiezan a
sufrir la llegada de personas que vivían en Buenos Aires, que eran los
herederos de estas tierras y que consiguen trabajo en la ciudad de Córdoba. Se
empieza a dar una relación más directa con la capital cordobesa.
Se van conformando como ciudades
dormitorios
Claro.
Comienzan a darse las primeras bases para esto que luego dar a llamar algunos
teóricos como ciudades dormitorios. Los avances en estas ciudades, que empiezan
a gestarse a partir de la década del ’80, empiezan a darle la espalda al rio y
se pierde la relación directa de dejarle al río su espacio que merece para que
las aguas que vierten en el verano vayan
a ese cauce y puedan escurrir con tranquilidad. Con esto, se empezó a ampliar
la urbanización en proximidad de los ríos, y al mismo tiempo, hacia las laderas
de la ruta E-53, para el lado de Juárez Celman, Salsipuedes, Ascochinga, y el
impacto sobre la cuenca empieza a ser otro. Ya no es que se quita parte del
bosque sino que el reemplazo del mismo en algunas zonas es total, y se hace en
dos sentidos. Una, por urbanización, lo que implica impermeabilización del
suelo, no en todas las localidades del mismo modo y nivel, y por el otro lado,
el recambio de la vegetación nativa por especies exóticas, como siempre verdes,
sauces, pinos.
¿Qué impacto genera esta
situación?
Las
nuevas maneras en que el suelo responde a estos cambios, y la capacidad de
absorción de agua o de eliminación del agua por medio de correntinas en las
épocas de lluvias, actúa de dos formas: generando periodos de inundaciones, y
periodos de baja disponibilidad de agua. Las comunidades que en tiempo de
sequía llevan adelante su abastecimiento desde la propia cuenca, son las que,
en primer lugar, se ven afectadas por la baja disponibilidad de agua, pero al
mismo tiempo, empoderadas por generar las bases para la organización social, y
es donde nacen la cooperativas en las décadas del `70 y `80 en casi toda
Sierras Chicas. Entonces, la baja disponibilidad de agua es fuente de organización
social. Si lo vemos del lado de las inundaciones, el 15 de 1939 se da una de
las inundaciones más grandes que hubo en la región, que lamentablemente tuvo
víctimas fatales. La poca organización social que se generó luego de la
crecida, posibilitó el nacimiento de algunos de los municipios de Sierras
Chicas, como Villa Allende, La Calera y Saldán. Hay una relación directa entre la
baja disponibilidad de agua, las crecidas y el nacimiento de las instituciones
principales.
¿Se podía avisar a la población
lo que estaba por suceder?
Lo
que ha pasado ahora, ha disparado el temor ante nuevas alertas y, derivado de
esto, las nuevas alertas que se generan.
Lo que habla de algo que no se hizo, que es un sistema de alerta temprano ante
estas situaciones. Hubo tiempo para avisar lo que iba a pasar. Lo que ha
provocado esta catástrofe, con todo lo que ha costado en vidas humanas y en lo
material, es la necesidad de contar con un sistema de alerta y empezar a mirar
lo que muchas organizaciones e instituciones vienen diciendo, que hace falta
conservar las sierras. Y lo decían por la falta de agua, ahora estamos en otra
situación.
Muchos funcionarios alegan que,
ante la magnitud de la lluvia caída, es poco lo que se puede hacer y que la
degradación del territorio no tiene incidencia.
La
degradación tiene muchísimo que ver. Obviamente que sí, hubo una gran cantidad
de precipitación concentrada en un lapso de tiempo corto, doce horas. Doce
horas que también dio tiempo, a que la crecida que empezó en Río Ceballos, que
llegó a las dos horas a Villa Allende, a que se alerte a las localidades que están
en camino. Fueron y son precipitaciones excepcionales pero no fueron las
únicas. No han sido los únicos avisos que ha dado el estado climático de los
dos siglos últimos en la región como para decir “esto pasó solamente ahora y
fue una tsunami del cielo”, como dijo el gobernador. No. En el `39 pasó, en el
`70 pasó, en `62 pasó, en el 2000 pasó, y de ahí para acá, cada vez más seguido. No con la misma magnitud, claro,
pero en el 2000 cayeron entre 100 y 160 milímetros en una hora y media. No hay que
entender a las lluvias solas y afectando porque sino caemos en este
determinismo de que la naturaleza actúa sobre nosotros sin poder hacer nada. Y
esto nos llevaría al discurso más economicista: hagamos obra pública para
defender a las poblaciones afectadas por las catástrofes. No es sólo obra
pública, a esto hay que hablarlo, trabajarlo en ámbitos educativos y políticos,
en ámbitos laborales. Tiene que empezar a ser parte no sólo de las decisiones
del Estado, sino también de la conciencia de la ciudadanía, saber que en los
veranos llueve en Córdoba, que el avance de la urbanización y la degradación de
los bosques naturales en la zona de cuenca ha sido tal, que la situación que
vivimos puede volver a pasar.
La planificación de las ciudades
es deuda pendiente en algunas localidades
Sí.
Al avance de planificación a nivel local está dado, se va avanzando. La
ausencia de leyes en el ámbito de los ejidos municipales locales no quita que
las normas en el ámbito provincial no lleve a que las cuencas se conserven. Aun
pasando estas catástrofes naturales, aun con leyes vigentes, y aun con disputas
de ejidos entre la Provincia y municipios, se sigue ampliando el desmonte. Se
sigue haciendo oídos sordos y vista ciega. Es necesario pensar la planificación
y la gestión ambiental como algo que traspasa todo, y que nos tiene que
involucrar a todos dentro del sistema cuenca. Nos tenemos que pensar con y en
parte de ese sistema. Y la planificación no tiene que ser de una gestión, tiene
que ser a largo plazo.
Esto habla de la connivencia
entre estados y empresarios.
Esto no se puede desentender, como bien lo decís, al
ámbito político partidario y gubernamental del ámbito empresarial. Son conjunto
de empresas los que también actúan al interior de los estados mediante
fundaciones, te puedo nombrar Fundación Córdoba Mejora, Fundea, en algunos
casos Fundación Mediterránea. Distintas organizaciones empresariales que buscan
llevar adelante el desarrollo de su interés económico comercial. Y fíjate
quienes son los que detentan el poder a futuro y vas a ver muchos de los
apellidos y de las familias empresarias que están de candidatos a puestos
políticos. Ante eso, la comunidad tiene muchísimas herramientas, sin embargo,
la participación es muy baja.
¿Qué sería lo
inmediato a hacer?
Yo
creo que para disminuir la severidad del accionar del agua y la correntía en
época de muchas lluvias, lo primero es trabajar con educación, entender que
somos sistema cuenca; saber cómo manejarnos en situaciones como esta, enseñar
esto, y generar un sistema de alerta. Abrir la puerta a actividades de
forestación con especies autóctonas y planificar el crecimiento y desarrollo de
la región, son parte de las acciones primordiales.
¿Cuánto de bosque nativo queda en
píe en Sierras Chicas?
Del
total de bosque que había entre la ruta 9 Norte, desde Córdoba a Jesús María,
hasta la divisoria de agua de Sierras Chicas, en la actualidad debe quedar
entre un 10 y un 12 por ciento.
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