12 dic 2014

Detrás de las cámaras


Maximiliano Rodríguez es el director de Tokio, producción cordobesa- porteña, filmada íntegramente en suelo cordobés. Además, la película es coproducida por La Metro, escuela de cine que funciona en la Ciudad en Córdoba. El cineasta nos cuenta sobre esta experiencia e iniciativa de sumar a los lugares de formación en la producción de películas.

¿Cuál es la tendencia actual de los centros de estudio?

Hoy por hoy, las escuelas y facultades más importantes de cine están realizando proyectos que sí tienen una proyección profesional. La Metro, cuando se sumó al proyecto de Tokio, lo hizo con esta política, poder realizar algo para que los estudiantes egresen con un poco de currículum. Que hayan sido parte de una experiencia profesional, que los nutra desde otros lugares. Lo más nutritivo para los chicos tiene que ver con el oficio, con trabajar con gente que tiene mucha experiencia en el cine, entonces, hay cosas que tienen que ver con decisiones inmediatas, espontáneas, con la dinámica de un rodaje que no la podes tener nunca en un nivel académico formal. Yo lo que les digo a los chicos es que miren cómo laburan todos lo que intervienen en la realización de un film. Me parece que la inversión que está haciendo La Metro, sea cual fuera, es muy buena para ponerse sólida en lo que tiene que ver con las prestaciones que puede brindar una universidad.

¿Cómo es dirigirlos a Brandoni y Borges?

Es muy complejo, la verdad. La complejidad arranca porque yo soy admirador de ellos desde antes de dirigirlos, entonces, como cineasta y tipo del cine, que ama esta profesión, los mira-ba con una admiración total. Son parte de inspiración. Son tipos que los veo en el monitor, y es muy raro hacer una película en la que ellos están actuando un cuento tuyo. Por otro lado está la satisfacción personal que genera. La desventaja, tal vez, es cuando tenés que hacer una observación, cuesta, tenés que olvidarte de la admiración y de la envergadura de los actores.

¿El libro de la película de quién es?

Es de una autora que se llama María Laura Gargarella, que es una guionista muy talentosa, y yo hice una adaptación con su autorización.

¿En qué sectores de Sierras Chicas filmaron?

En Villa Allende, Candonga, Salsipuedes y en la ciudad de Córdoba.

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