11 sept 2014

La Educación y el capital cultural

El último informe  elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) donde se consignaban severas fallas en lo que respecta al sistema educativo argentino, observa entre otras cosas,  “el estancamiento de la matricula escolar, la imposibilidad de retener a los alumnos dentro del sistema, problemas en los establecimientos escolares para encontrar una forma para establecer relaciones fluidas con los estudiantes por la desigualdad socioeducativa y por observar rasgos discriminatorios que deja como resultado una baja calidad del aprendizaje”.
Si bien es cierto que estas dificultades existen en el sistema educativo en general,  no es menos cierto que los establecimientos educativos también se han visto forzados a correr su eje central, que es  impartir conocimiento, para atender otras problemáticas de la realidad social que se expresan en la escuela, colegios y casas de estudios. Problemáticas que trascienden en muchos casos la función principal de la educación, como la violencia social, familiar, de género,  bullyng, sexualidad, entre otros temas que demandan esfuerzos extras del cuerpo docente y que precariza de alguna manera la calidad educativa  y que deja como resultado,  el bajo rendimiento, no como menores capacidades intelectuales sino más bien por las diferencias culturales y de identidad social que se expresan en la organización escolar.
Sin contar específicamente los problemas de los docentes respecto del salario, capacitación para dar respuesta a nuevas demandas y la propia problemática de cada uno/a que también trasunta en la función diaria de su función.
Bordieu define como Capital cultural: a las “formas de conocimiento, educación, habilidades, y ventajas que tiene una persona y que le dan un estatus más alto dentro de la sociedad. En principio, son los padres quienes proveen al niño de cierto capital cultural, transmitiéndole actitudes y conocimiento necesarios para desarrollarse en el sistema educativo actual. Es lo que diferencia a una sociedad de otras, en ella se encuentran las características que comparten los miembros de dicha sociedad, tradiciones, formas de gobierno, distintas religiones, etc. Y el cual se adquiere y se refleja en el seno familiar y se refuerza en las escuelas y situaciones de vida diaria.
Más adelante, el mismo autor añade a la lista (capital económico, social y cultural),  el capital simbólico, que consiste en una serie de propiedades intangibles inherentes al sujeto que únicamente pueden existir en medida que sean reconocidas por los demás.
Este concepto ha sido de todas maneras cuestionado por diferentes investigadores y expresan que no está claramente definido a pesar de haberse llevado a la práctica de formas variadas (Sullivan, 2002).
El capital cultural está directamente asociado con muchos otros conceptos de ciencias sociales y humanas. Se encuentra presente en muchas áreas de estudio, como la política, la filosofía , el arte y la pedagogía etc.
Dado que el capital cultural es algo que se va adquiriendo, está íntimamente ligado con los procesos cognitivos y educativos. Durante la década de 1970, Bourdieu exploró el impacto del capital cultural y llegó a la conclusión de que, por lo regular, los padres de niveles socioeconómicos más altos proveen a sus hijos de ciertas habilidades y actitudes que les permiten acercarse a las instituciones educativas con mayor familiaridad y comodidad, ya que estas se encuentran dentro de su habitus; estos niños serán, por lo tanto, más proclives a ser exitosos académicamente. El capital cultural muchas veces se manifiesta a través de los intereses y el consumo cultural del individuo. (Hampden-Thompson, 2012)
Por el contrario, los niños que crecen en ambientes violentos y/o pobres suelen presentar un déficit de capital cultural; esto está estrechamente relacionado con el hecho de que las necesidades de tipo económico exigen que los niños abandonen la escuela a edades muy tempranas para ponerse a trabajar. El desarrollo de sus capacidades de interacción social también se ve minado: las calles representan un espacio peligroso, obligándolos a pasar la mayor parte del tiempo dentro de casa, y la socialización es uno de los factores que incrementan el capital cultural de una persona. El capital social y el capital cultural se enriquecen entre sí. (Hernández, Grineski, 2013).
Para superar estas diferencias y para que el capital cultural sea patrimonio de toda la sociedad,  se hace necesario replantear algunas cuestiones que hacen a la reproducción de la cultura dominante, estrechamente ligada a las políticas de los Estados.

Ordenanza Bromatológica

El Colegio de Químicos y Bromatólogos de Córdoba, está impulsando en todos los municipios de la provincia que no tengan regulado el control bromatológico alimenticio,  la creación  Ordenanzas adecuadas a las exigencias del Código Alimentario Argentino para generar certeza y tranquilidad en la producción de alimentos saludables.  
En caso de Río Ceballos desde hace tiempo han presentado el proyecto que aun tiene respuesta.
Los integrantes de ambos Colegios han solicitado al Concejo Deliberante de la Ciudad, tengan a bien darle una solución satisfactoria a la petición de la creación de la norma que regula el control bromatológico que comprende a los establecimientos elaboradores alimentos y/o fraccionamiento, Restaurants, Casas de comida Rápida, comedores escolares, comedores de empresa, hoteles etc…

Por su lado ambos Colegios ofrecen los conocimientos de sus profesionales . Una vez que la Ordenanza  esté en funcionamiento, se deberá crear el registro de profesionales universitarios que serán los que lleven a cabo la supervisión de la tareas pertinentes a dichos controles.      

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